El Puente

El Puente
El puente en Arkacentro

miércoles, 9 de junio de 2010

El Puente y el Racionalimo Estructural




Durante el siglo XIX se discutió mucho y acaloradamente acerca de si las nervaduras de las bóvedas de crucería de la arquitectura gótica formaban parte de la estructura o eran solo un ornamento plástico. Unos argumentaban “Que después de los bombardeos durante las guerras, muchas bóvedas permanecieron en pie, sin embargo se habían caído las nervaduras... y otros “Que al hacer reconstrucciones, al quitar las nervaduras se habían desplomado las bóvedas... “Que los nervios son elementos plásticos que tienen la misión de sugerir una estructura ilusoria... “Que solo son como elementos de sostén mientras se construye la bóveda... Medio siglo más tarde Henri Focillon en “Arte de occidente” zanja la discusión con estas palabras “Prescindir de la parte de los datos plásticos –y también de los efectos ilusorios- sería cometer un error tan grave como definir un edificio sólo por medio de su planta. Los nervios tienen un valor constructivo, estructural y óptico”. Desde su aparición en el siglo XII, las construcciones góticas, aparte del manejo del espacio, se diferencian de sus antecesoras de occidente, por el manejo lógico de la estructura. Mientras la arquitectura greco-romana combinaba las masas murales y las columnas indiferenciadamente, la gótica con sus arcos apuntados, los arbotantes y las bóvedas de crucería, se define contundentemente a favor del racionalismo estructural, tanto que suprime los muros portantes y los reemplaza al principio por las columnas y más tarde por los haces de columnas. El racionalismo de la estructura fue lo que rescató Viollet Le Duc de la arquitectura gótica y con el que polemizó frente a sus contradictores –los Neoclásicos y los Eclécticos- en las discusiones a que me refería al comienzo de este artículo.


Este tipo de debates sentaron las bases de la arquitectura del Movimiento Moderno, que entre otras cosas defiende el racionalismo, incluido el estructural. Pero esto no quiere decir que una construcción racionalista deba ser necesariamente “Moderna”, aunque “El Puente”, si es Moderno; le doy este nombre, El Puente, a la construcción adherida al centro comercial Arkacentro que aparece en la fotografía, pues así lo llamaban los parroquianos cuando estaban levantando la estructura. Algun despistado dirá que esa construcción es “High Tech” y por consiguiente es posmoderna. Sí, aparentemente es tecnología de punta, o al menos lo era en 1972 cuando la usaron Piano y Rogers en el centro Pompidou de París, o en 1979 cuando la usó Foster en el Banco de Shangai en Hong Kong. Ahora, que el High Tech sea posmoderno, es algo discutible, ya que esta tectónica -la High Tech, Alta tecnología-, se puede considerar, como una continuación o desarrollo de las ideas del Movimiento Moderno; y la podremos analizar en otra ocasión.

El valor de El Puente está en su unidad constructiva, formal y estructural. Lo importante aquí, es que la estructura portante define al edificio, y no al contrario cuando se esconde o falsea la estructura que se “forra” con una piel de cualquier material y se le adosan ornamentos para imitar un estilo arquitectónico. En ese sentido podemos decir, viéndola aislada de su contexto urbano, que es una construcción orgánica; sus partes se corresponden entre sí y estas con el todo –esta es solo una de las muchas definiciones de “organico” que hay en arquitectura-, los materiales de que está construido, básicamente metálicos, los perfiles de las barandas, pasamanos, el piso o la escalera, han sido juiciosamente estudiadas por el diseñador, a quién no escapó ningún detalle. Todos los acabados responden al diseño y al material de la estructura, cuyo diseño siendo tan estable –el triángulo es la única figura indeformable- produce la sensación de dinamismo, tan difícil de lograr en una construcción. El cuadro se sigue completando cuando encontramos que la cubierta, está suspendida por cables! Y no podía faltar el tercer elemento, que completa los materiales preferidos por los Constructivistas rusos: metal, alambre y vidrio. La transparencia de este último permite apreciar la continuidad de las columnas, que atraviesan el recinto, y continúan elevándose por encima de la cubierta. El significado simbólico de los edificios con fachada de vidrio, fue usado por los pioneros del Movimiento Moderno, para expresar la transparencia de las instituciones que ocupaban esas edificaciones, en este caso logra la doble función de exhibir la estructura y de que se “exhiban” como en vitrina los usuarios de este local en donde funciona un bar.

Cuando se realiza la ampliación de una construcción, aquella debe hacerse acorde con los materiales que se estén usando en el momento de realizar la reforma y no intentar falsear lo nuevo disfrazándolo de antiguo, hasta acá El Puente está bien, el problema radica en el empate de las dos construcciones, en el interior se logra la continuidad espacial, a tal punto que el usuario no se da cuenta de en que momento cruza El Puente e ingresa al edificio construido años antes, en cambio exteriormente este logro es nulo, lo nuevo parece simplemente pegado (adherido) a lo antiguo sin que haya una transición estudiada entre los dos.

El hecho de que un arquitecto en nuestro medio imite los elementos formales y expresivos de la arquitectura High Tech, no es motivo de reproche, este “estilo” se usó también en la Fiscalía, y en el punto de venta de las pinturas “Extracryl” de la calle 25. Una cultura arquitectónica propia, no se ha podido desarrollar en Latinoamérica, por nuestra condición colonial, dependemos totalmente de las decisiones que se toman en el Centro, aparte de que los medios de comunicación unidireccionales se han encargado de aplastar cualquier intento de liberación cultural. Los desarrollos arquitecturales en el Centro que son respuesta a las inquietudes y conflictos que allá ocurren, son retransmitidos a la Periferia como soluciones ya probadas y lo que es peor como universalizantes, aplicables en todas partes; un diseñador no pueden menos que sentir fascinación por esas fotografías que a diario nos muestran la tectónica del mundo desarrollado, y si acá no encuentra otras alternativas, no le queda más remedio que imitarlos y tratar de adaptarlos a nuestra realidad. Para poder presentar otras alternativas al diseñador, se hace necesario que comencemos a estudiar nuestra historia arquitectónica, para reelaborar nuestros propios modelos, buscando inclusive en las construcciones populares en las que no han intervenido los arquitectos, ya que los pueblos en su sapiencia primigenia ha logrado solucionar sus problemas de habitabilidad y de confort sin la intervención de los expertos que allí no tienen nada que hacer pues no les resulta rentable. No es una búsqueda de una identidad cultural, escarbando en el pasado, es la búsqueda en el pasado de nuestra región de los valores rescatables para construir una identidad que no poseemos. La identidad no se busca, se construye.

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